miércoles, 2 de diciembre de 2009

EL HOMBRE QUE SE CONVERTÍA EN BURRO

En Ayochi vivió hace muchos años un hombre que se convertía en burro. Esto pasó hace ya bastante tiempo, pero todavía hay gente mayor que se acuerda y platica la historia de este señor llamado Venancio y a quien por molestarlo, le decían a veces Venancio Burro. Venancio parecía realmente un burro, tenía unos dientes grandes y labios gruesos y usaba una koyera corta de color gris que se anudaba en la parte de atrás de la cabeza y de lejos parecían unas orejas. Era además muy buena persona, servicial y amable con los demás y muy bueno para trabajar. Pero cuando se convertía realmente en burro, se comportaba como tal y hacía perjuicios a los vecinos, como entrar a las siembras y comerse las plantas de maíz o meterse a las casas donde guardaban las mazorcas. Descubrieron que Venancio se convertía en burro en una ocasión en que entró a los chiqueros y se comió todo el maíz que era para los puercos. Cuando los dueños se dieron cuenta, se enojaron mucho y le dieron muchos garrotazos hasta que el burro pudo escapar corriendo. Los dueños de los puercos anduvieron investigando para saber quien era el dueño del burro y exigirle que pagara los daños, pero no encontraron nada. Al día siguiente fueron a la casa de Venancio porque vieron que ese rumbo tomó el burro y se encontraron con que Venancio estaba muy enfermo, le dolía mucho la espalda y tenía muchos moretones. En otra ocasión, estaban tomando teswino y había mucha gente reunida. Venancio se emborrachó y estaba muy contento. Tan contento estaba que quiso echar un grito de alegría y solo le salió un prolongado rebuzno. En su propia casa lo encontró una vez su mujer comiéndose el maíz que ella había desgranado para el nixtamal y empezó a aventarle pedradas. El burro habló y le dijo –No me pegues, que soy yo-. La mujer se asustó mucho, pero ya había escuchado rumores de que su esposo se convertía en burro. En Venancio fue ganando poco a poco su parte de burro y perdiendo lo que tenía de humano. Se desaparecía durante varios días de su casa y luego regresaba muy cansado. En esas ausencias, se veía en diversos lugares un burro prieto grandote que la gente luego empezó a identificar con Venancio y hasta le ofrecían un poco de maíz y le echaban el aparejo encima para acarrear leña. Se llegó el día en que Venancio no volvió más a su casa y el burro no se volvió a ver por Ayochi y sus alrededores. Se comentaba que Venancio se convirtió definitivamente en burro y que un arriero mestizo lo agarró un día con un lazo y se lo llevó para el rumbo de Nonoava. Bustillos Gardea NOEL IRAN, Sotelo Holguín MARIA DEL CARMEN. CUENTOS DE LA SIERRA TARAHUMARA/ RA'ICHALI KAWICHÍ NIRÚAMI (ED. BILINGÜE ESPAÑOL/RARÁMURI). Chihuahua, México. Doble Hélice Ediciones. Colección Sol y Arena No. 17. 2007

3 comentarios:

  1. estas leyendas son las que nos hacen ricos alos mexicanos en conservar nuestras raices de los antepasados

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  2. Tenemos una riqueza cultural impresionante y una fuerza de espíritu que nos permite sobreponernos a las adversidades.

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