YÚMARI

El Yúmari, conocido también como tutuguri en algunos lugares, es una ceremonia rarámuri que sirve tanto para pedir como para agradecer los dones de la naturaleza. Hacer yúmari significa pedir al Onorúame -el que es Padre-, que haya buenas lluvias, que la temporada de siembra sea buena, que los animales domésticos den muchas crías, que haya salud, que no haya desastres naturales, entre otras cosas; para cada caso se organiza una ceremonia en la que intervienen muchas personas.

Pero también se hace yúmari para agradecer las bendiciones de una buena cosecha; regularmente los primeros frutos de la tierra se ofrecen a Onorúame, en una ceremonia de yúmari, antes de que la familia los empiece a consumir. De igual manera cuando se trata de curar una enfermedad, de curar la tierra o de los animales. El yúmari es una forma de comunicarse con Dios y se hace mediante el canto y la danza. Dependiendo del lugar, de la costumbre del cantador, de la comunidad y hasta del tipo de ritual que se trate, se colocan de una a tres cruces en un patio ceremonial, con una cara hacia donde sale el sol y los brazos orientados de norte a sur. El cantador o wikaraame preside la ceremonia y entona sus cantos acompañado de una sonaja. Eventualmente hace evoluciones hacia el frente de las cruces, hacia un lado y hacia el otro, a veces solo y a veces acompañado por hombres y mujeres asistentes a la ceremonia.

En la cruz o las cruces se colocan las ofrendas, que dependen también del tipo de ritual que se trate, pero invariablemente se ofrendan alimentos al Creador y también teswino, batari, la bebida ritual de maíz presente en prácticamente todos los espacios de la vida social y ceremonial de los rarámuri.

El yúmari es una ceremonia antigua, sobrevivió a las persecuciones de los antiguos misioneros y conquistadores que lo consideraban un ritual demoniaco porque los rarámuri celebraban escondidos en el monte. Aún en la actualidad el yúmari se celebra de forma más reservada que otras fiestas rarámuri, pero siempre teniendo presente el pedir y agradecer los dones otorgados por Onorúame.