miércoles, 2 de diciembre de 2009

Antes de publicar el libro de cuentos del que hablaba en una entrada anterior, el editor me habló de un proyecto relacionado con la colección de la que forma parte, la cual se llama Sol y Arena. Se trata, me dijo, de que las portadas de todos los libros de esta colección sean ilustradas con pinturas de artistas chihuahuenses; de esta forma, además del valor literario intrínseco del libro, se da un espacio para la difusión del trabajo que hacen pintores y artistas plásticos de nuestro estado. Estuvimos viendo unas cuantas pinturas pero yo le dediqué mayor atención a la edición del libro y dejé la elección de la pintura al juicio del editor, quien me presentó una propuesta del pintor chihuahuense Eduardo Uranga titulada Cuerpo y alma, una acuarela de 38x56 cm. La pintura representa una imagen del poblado de Satevó, Batopilas. Yo acepté la propuesta del editor pensando más en el hecho de que vale la pena compartir los espacios para la difusión del arte y la cultura, así es que estuve completamente de acuerdo en poner mi libro como plataforma para dar a conocer también esta pintura, además de que el tiempo ya nos estaba ganando y el libro no salía. Total que entre las críticas que he recibido, me han dicho que si el libro se llama Cuentos de la Sierra Tarahumara, lo lógico sería tener como imagen de portada algo representativo de esta región, lo que no descarto en el caso de alguna futura segunda edición.

Esta es la imagen de portada, al fondo se distingue la antigua iglesia de Satevó, recientemente remodelada, por cierto. Pero hay algo que a mi se me presentó como una revelación. Fue justo después de la publicación del libro, viajaba de Batopilas a Satevó una tarde, después de un día bastante ajetreado y sin mucho ánimo de ponerle atención al paisaje. En una vuelta del camino, ya casi para entrar en el pequeño poblado tuve una visión instantánea de la misma perspectiva que tuvo el pintor. Con todo y el cansancio y el fastidio provocado por el calor y los mosquitos que esa tarde se ensañaban conmigo, tomé la cámara y me puse a hacer fotos de Satevó y su monumento más emblemático, inspirado por la pintura de Eduardo Uranga Cuerpo y alma. Y aquí va la foto, muy parecida a la portada, con todo y el puentecito colgante.




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